Recientemente, recibimos 2 gratas reseñas de importantes críticos argentinos, respecto de nuestro primer concierto online de la temporada 107. Aquí, compartimos los textos que nos han hecho llegar.
UN MUY INTERESANTE ABANICO CREATIVO (Por Donato Decina)
La pandemia pone a prueba la creatividad y en esta etapa, más allá de la puntual incertidumbre por la llegada de una segunda (¿o tercera?) oleada de COVID19, con el paulatino regreso a la presencialidad en ámbitos musicales oficiales, se empiezan a mover las agrupaciones y entidades privadas para retomar el contacto con el público. Y es así que comenzamos a ver a los artistas y músicos locales presentarse en salas públicas y al aire libre, pero aún (y hasta que las vacunaciones en el mundo no se hayan hecho extensivas) no hay certeza de cuando se podrán presentar en Ntro. medio interpretes extranjeros (más allá que en la programación del Colón se anuncien presencias de algunos intérpretes de ese origen para la segunda mitad del año siendo optimistas de que las cosas estarán mejor para ese momento). Por lo tanto, la Asociación Argentina de Compositores, que confió en la violinista Austro-Húngara Édua Amarilla Zádory para la realización de un concierto con obras para su instrumento de creadores Argentinos, resolvió su realización con el válido recurso que hoy está disponible con total facilidad: la transmisión por Streaming ante la incertidumbre de cuando esta interprete podía estar entre nosotros para la interpretación en vivo. Un formidable ámbito fue el elegido para las tomas de las obras elegidas para este concierto, la impactante sala Terrena de la Mozarthaus de Viena, con su bellísima ornamentación de fondo y de buena acústica, aun con las tomas microfónicas.
La programación incluyó obras de creadores actuales y también recordar a otros ya fallecidos con el justo rescate de obras muy poco frecuentadas. Una característica fundamental de la totalidad del repertorio abordado por Zádory es que las obras parten de la tonalidad, tendencia que viene acentuándose en los últimos tiempos, no solo en Ntro. medio sino en otros trabajos que se han escuchado en los últimos tiempos de compositores foráneos, es decir, hay un camino en la atonalidad que parecería estar momentáneamente en un punto de detención a la espera de nuevas variantes y el refugio que los compositores encuentran es la vuelta al recurso tonal. Bajo esa característica, Zádory ofreció un programa que se inició con la “Fuga” de la Sonata en La menor de Pedro Joroschansky (1881-1963), página de construcción netamente “Bachiana” plena de musicalidad e intensidad. Siguió con el estreno mundial de la Seis Miniaturas, Op. 14 de Pablo Llamazares con un nombre para cada una de ellas: “Alma Oscura” de marcada tonalidad, Danza, que exige al solista un despliegue técnico muy amplio con un marcado uso del Pizzicato. Amarilla, con un amplio discurso musical. Marian, fragmento muy descriptivo con música muy sentida. Sur, nuevamente con marcado desarrollo tonal y el cierre con That’s Life para un mercado remate final. La continuidad del programa nos trajo ahora la interpretación de “Remolinos” de Hernán Quintela, página muy intensa en donde pudo apreciarse a la intérprete totalmente consustanciada con la obra, incluso hasta en la gesticulación que pudo verse en ella en directa consonancia con lo que estaba interpretando. Una de las dos páginas más extensas y de solida construcción es la Sonata con Tema y Variaciones de Elsa Calcagno (1905-1978), dividida en un extenso y sentido andante inicial el que luego da paso a un tema con 7 variaciones de intrincada escritura, verdadera prueba para el solista. Recuerdos 2 de Nelly Gomez, fue la siguiente composición, muy compacta y de notable factura que pone a prueba los recursos interpretativos del solista, para culminar el programa con la segunda obra más extensa ofrecida también como estreno mundial: la Sonata Nº 10 que lleva el Nº 6 para el Op. 35 de Sergio Paretti en 5 movimientos: Un intenso Preludio, Un primer Interludio que lleva a zonas más tranquilas, Un formidable Perpetum Mobile que marca el momento más brillante de la obra, un segundo Interludio también de mayor quietud y un vibrante Postludio final.
Zádory exhibió muy buena técnica, pulcritud, mostró ser dueña de amplios recursos interpretativos y tuvo plena musicalidad. Demostró ser una notable solista en un programa totalmente compuesto por obras argentinas en donde hizo honor al compromiso para un repertorio fuera de lo común en un intérprete extranjero. La transmisión fue estupenda con una realización visual que no dejó detalle alguno librado al azar y en donde pese a que aparecían los títulos de las composiciones en los zócalos de pantalla con sus respectivos movimientos, la propia intérprete anunciaba cada obra antes de cada comienzo.
Ha sido este un notable inicio de temporada para esta señera entidad. Ojalá pronto tengamos actividades presenciales de tan alto nivel como este concierto.
Donato Decina.
MÚSICA ARGENTINA PARA VIOLÍN SOLO. ÉDUA ZÁDORY EN VIENA (Por Pablo Bardin)
Desde hace varios años tengo gran aprecio por el trabajo de difusión que realizan la Asociación Argentina de Compositores y Lucio Bruno Videla. En este segundo año de pandemia Videla me avisó de un atrayente concierto grabado en Viena en la Mozarthaus con la notable violinista húngara Édua Zádory, quien anunció las obras para aquellos que la escucharon y miraron en la computadora. Un lugar rococó y simpático.
En el gran repertorio no es habitual la composición para violín solo; excepto las Partitas y Sonatas de Johann Sebastian Bach y de las seis sonatas de Ysaÿe, sólo hay obras aisladas tocadas con frecuencia (Bartók, p.ej.). Por ello me sorprendió la hora de música argentina escrita para el violín sin acompañamiento.
Elsa Calcagno (1905-1978) fue una de las pocas compositoras de su generación de considerable carrera; en la actualidad son muchas más como porcentaje. Su obra tiene un titulo extraño: “Sonata con Tema y 7 Variaciones”; la partitura tiene un Andante inicial y su segundo movimiento en efecto le hace caso al titulo. Porteña, estudió con De Rogatis, Gaito y Ugarte. Escribió buena cantidad de obras que, según Arizaga en su útil Enciclopedia de la música argentina de 1971, siguen un estilo nacionalista o “una romántica apreciación del estilo neoclásico”. Entre las obras que cita están una Sonata para violín y piano (1934), un Concierto para piano, una Suite sinfónica, y un Tema con variaciones de 1955 que quizá sea el incluido en esta Sonata para violín. (De paso, es hora de que alguien compile una Enciclopedia de música argentina que llegue a nuestros días). A mí la obra de Calcagno me resultó sumamente grata, especialmente en las manos tan seguras y sensibles de Zádory, artista de primer rango durante todo el programa. La compositora demuestra en ella una técnica bien asumida e ideas atrayentes.
El concierto empezó con un autor que confieso ignorar: Pedro Joroschansky (1881- 1965). Tocó Zádory la Fuga de la Sonata en La y me sonó muy barroca, con abundantes dobles cuerdas a la Bach aunque sólidamente escrita (y tocada con verdadera garra). Siguió un estreno de categoría: las “Seis miniaturas” de Pablo Llamazares revelaron no sólo un dominio técnico valioso, sino imaginación en piezas divergentes: “Alma oscura”, “Danza”, “Amarilla” (¡que es el segundo nombre de la violinista!), “Marian”, “Sur” y “That´s life!”; los títulos significan algo especial para el compositor, que lleva al que escucha a apreciar una personalidad interesante. Sorprendente la interpretación poderosa de la violinista.
Dos obras breves, “Remolinos” de Hernán Quintela y “Recuerdos 2” de Nelly Gómez (antes y después de Calcagno) son de compositores que no conocía; ya desde los títulos se advierte que componen a partir de sentimientos y no sólo de una adecuada técnica; en las interpretaciones de la violinista, muy convincentes, se revela que son compositores que no tratan de impresionar en base a usos extraños del violín, como suele suceder en la actualidad.
Por último, un compositor muy productivo, Sergio Parotti, que estrenó en este concierto su Sonata Nº 10, extrañamente su op.35 Nº 6. Me intriga saber qué otras obras están en el op.35 y si el Nº 10 implica que son todas para violín solo. Sea como fuere, una obra sólida y bien compuesta, con la variedad necesaria para interesar: Preludio, Interludio I, Perpetuum mobile, Interludio II y Postludio. Brillante interpretación de Zádory, no sólo exacta en cada nota sino también muy expresiva; también ayuda que tiene un muy buen violín.
Pablo Bardin